Después
de meses de darle vueltas, al fin decides dejar el nido de tu papás para
comenzar a construir el tuyo, ya sea solo, con amigos o con tu pareja,
pero lejos de lo que hasta el momento llamas hogar.
Ya tienes
el depósito, una renta adelantada, la vajilla y estás a punto de firmar
contrato pero, claro, nadie te avisó que había que gastar en mudanza,
tanques de gas (si es el caso) y una chapa nueva, entre otros
imprevistos. Tómalo con calma
1. ¡Sé realista! Busca un departamento bueno, bonito y que se ajuste a tu presupuesto, no te deslumbres.
2. Si vas
a compartir departamento para ahorrar en gastos, que sea con alguien con
quien tengas cosas en común. A veces hasta los mejores amigos terminan de la
greña, y es que aquí sí aplica el “Si quieres saber cómo es, vive con
él un mes”.
3. Haz
la prueba. Aparta de tu quincena o sueldo mensual lo que estás dispuesto a
pagar de renta y checa si sobrevives con el resto.
4. Antes
de rentar ese depa amplio, luminoso y a súper buen precio, investiga la
zona en donde se encuentra, si es conflictiva o tiene problemas
de agua.
5. Ya que
tienes tu nueva vivienda, toma medidas básicas de seguridad, como
cambiar la chapa o instalar una adicional.
6. Administra
bien tus finanzas, anota tus ingresos netos mensuales y divídelos por
prioridades. Evita quedarte en ceros.
7.
No te pongas quejumbroso y acepta donaciones. Así sean muebles
antiguos o desgastados, siempre puedes tapizarlos o acoplarlos al estilo vintage.
8. Aprovecha
las ofertas y los maravillosos meses sin intereses para comprar
artículos, eso sí, sin exagerar.
9.
Recuerda desconectar los electrodomésticos, cierra las llaves del gas y, para
más seguridad, dale una copia de las llaves a alguien de confianza; así,
si ocurre un imprevisto o te quedas afuera, tendrás opciones antes del
pánico.
10. Compra
o prepara comida en porciones pequeñas, al principio es difícil calcular,
pero después de un par de tropezones dejarás de tirar sobras a la basura.
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